viernes, 6 de marzo de 2009

DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER - 8 MARZO


En el Día Internacional de la Mujer, sí de la mujer, que trabajadoras somos todas, las mujeres seguimos trabajando y reivindicando, más que celebrando. Muchas estaremos presentes en los actos reivindicativos que se van a celebrar, pero la mayoría seguirán inmersas en el trabajo diario y cotidiano, que no sabe de fines de semana, ni sabe de conciliación de vida laboral y familiar.

Es necesario echar la vista atrás para ver los avances, que han sido muchos, pero que en estos últimos tiempos parece que se han congelado, como algunos sueldos, o como las amas de casa frente al ticket del supermercado. Creo que la frase que más veces he oído estos últimos meses es “¡pero habrá que comer!, nos quitaremos de esto o de lo otro pero comer hay que comer”

Muchos retos; IGUALDAD DE SALARIOS, las mujeres siguen cobrando menos por los mismos trabajos; CONCILIAR LA VIDA LABORAL CON LA FAMILIAR, no queremos ser obligadas a elegir; ERRADICAR LA VIOLENCIA DE GÉNERO, de una vez por todas y para siempre; IGUALDAD DE OPORTUNIDADES; etc..


En este día yo sí quiero echar la vista atrás para recordar a las primeras maestras de la Escuela Pública en España.

  • La incorporación de la maestra a la escuela pública en España data de los últimos años del siglo XVIII, periodo en el que Carlos III sentó las bases de los primeros proyectos de instrucción pública con los que se inicia la andadura profesional de la maestra pública.

    “El rey considera conveniente que la educación de la juventud no se limite sólo a los varones; las niñas tienen que ir a la escuela pública, espacio donde se empaparán del aroma de esa moral y costumbres que impregnará sus hogares. El monarca ordena que en aquellos pueblos en que las autoridades consideren oportuno se establezcan casas de enseñanza para niñas, recomendando que estos centros se dediquen exclusivamente a la educación del sexo femenino, y prohibiendo expresamente que se junten ambos sexos (...). El monarca especifica que las personas encargadas de la educación de las niñas serían "matronas honestas" e instruidas, idóneas para cuidar de su formación y cultivar en ellas los principios y obligaciones de la vida civil y cristiana y las habilidades propias de su sexo. El plan de estudios que propone incluía tales principios, obligaciones y habilidades..."

  • El Estado Ilustrado las había excluido de la educación por su condición de mujeres.
  • "Rousseau y Kant afirman que la mujer carece de autonomía, que está incapacitada, castrada por naturaleza. Su estado natural solo puede ser uno, el de dependencia. Su condición de insuperable inferioridad la convierte en sujeto dependiente, sin otro remedio que obedecer al hombre. Incapacitada para deducir la regla de sus acciones a partir de sí misma, sin principio estable, sin carácter, como apunta Kant, su filosofía no consiste en entender, sino en sentir. De esta manera su ámbito de acción queda reducido al terreno de lo práctico. Así, el carácter sensible, que no intelectual, del sexo femenino determina el criterio por el cual debe guiarse la educación de la mujer. "
  • (Rousseau 1973, pp.248-250). Por ley natural, las mujeres, tanto por sí mismas como por sus hijos, están a merced de los hombres - "cada uno debe disciplinar a su sexo". Se hace bien confiando a las madres la educación de sus hijas y "eximiendo a éstas de los libros" porque la cultura "debilita (...) los encantos mediante los cuales ejercen ellas su gran poder sobre el otro sexo". En la mujer "todos los primores deben agruparse únicamente para realzar el carácter de lo bello", pues "le resultan insoportables todos los mandatos y todas las presiones bruscas. Ellas lo hacen todo únicamente porque así les agrada"

  • Es cierto que los presupuestos eran escasos, pero la exclusión femenina se produce más por un problema social, cultural y religioso. El mensaje de igualdad y libertad proclamado por los ilustrados no iba dirigido a esa masa de sujetos dominados, entre ellos las mujeres. Dentro de esta categoría residual, la maestra, por su condición de mujer, quedaba excluida de libertad y privada del derecho a recibir cultura e instrucción.

    A este primer modelo de maestra que aparece en España, las llamadas “maestras analfabetas” (1783-1838), que no sabían leer ni escribir, se les encomendó la reproducción de las enseñanzas hogareñas a las niñas pobres.

    "En 1771, Carlos III establecerá los requisitos necesarios para el magisterio de Primeras Letras. Las condiciones que se exigen para ejercer varían en función del sexo. Para ser maestro era necesario pasar una prueba de doctrina cristiana, mostrar la peripecia en el arte de leer y escribir, saber contar, demostrar buena vida y costumbres y entregar un certificado de limpieza de sangre.
    La maestra, sin embargo, sólo necesitaba un informe acerca de su vida y costumbres, y ser examinada de doctrina cristiana "por la persona que dispute el ordinario, y Licencia de la justicia, oído el síndico y personero sobre las diligencias previas". Es decir, que a las maestras con escuela abierta tan sólo se les pedía ser portadoras de buena reputación, fama y costumbres, junto con algún que otro conocimiento de la doctrina cristiana, por lo demás podían ser analfabetas; su formación debía ser moral, no intelectual."


    El rey ilustrado abría una pequeña ventana que se convertiría en una gran puerta tras un camino sembrado de obstáculos.
    La mujer comienza un largo e inacabado –todavía- camino hacia la igualdad.


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